Imagine que tiene usted fobia a las
alturas, a los espacios cerrados, a volar en avión, en fin, piense en una
incómoda tesitura en la que usted se empieza a poner nervioso, sufre y pierde
el control ante la ansiedad y el estrés que le produce esa situación...
Ahora, imagine un futuro (quizá no tan lejano) en el
que usted entra en una clínica y en apenas unos minutos los doctores consiguen
transformar ese angustioso momento de fobia en una experiencia sosegada y
apacible… Cada
vez que suba usted a un avión recordará momentos
entrañables y tranquilos y su fobia habrá desaparecido…
Hace ya algunos años mi buen amigo y gran divulgador
Pere Estupinyá me contaba que había estado en un importante congreso
neurocientífico y que cuando preguntaba a los investigadores allí invitados
sobre cuál era el mejor y más fascinante avance que habían presentado, la gran
mayoría de ellos respondía: ¡Optogenética!
Precisamente hace algunos días, en esta misma sección
Mentes de Yahoo, hablábamos de cómo científicos del MIT habían conseguido borrar
recuerdos en un experimento con ratones. Incluso este mismo departamento de neurociencia del
Instituto Tecnológico de Massachusetts había conseguido implantar recuerdos
falsos en otro sorprendente experimento… Pero lo que han publicado esta semana
en la Revista Nature da un paso más allá puesto que lo que se ha logrado ahora
es cambiar un mal recuerdo por uno bueno.
Según Susumu Tonegawa, responsable principal de esta
investigación, las memorias de lo que hemos vivido están
asociadas a emociones y es posible mantener esos recuerdos pero cambiar los
sentimientos unidos a ellos.
Resumiéndolo y simplificándolo para que se entienda más
fácilmente: tus recuerdos son almacenados en el hipocampo y los sentimientos
que se asocian a esas memorias se codifican en la amígdala. Sin embargo estas
dos partes de tu cerebro interno no están aisladas sino conectadas y lo que
Tonegawa y su equipo han descubierto es que “podemos
cambiar las asociaciones que unen la memoria contextual con sus
correspondientes emociones, de negativo a positivo y a la inversa”.
Por supuesto aún no hemos llegado a ese futuro en el
que sea posible intercambiar recuerdos malos por buenos y como podéis suponer
todas estas incipientes investigaciones se realizan con ratones. Así que
entremos a analizar en qué ha consistido este último experimento del MIT.
Los autores del estudio dividieron a los ratones en
dos grupos. A uno de ellos se les puso en un habitáculo en donde pudieron
cohabitar y entablar relaciones placenteras con hembras, y al segundo grupo por
el contrario, se les colocó en otro lugar en el que se le indujeron
experiencias negativas mediante descargas eléctricas.
A un grupo se le indujeron recuerdos
negativos y al otro positivos
Después los investigadores, mediante técnicas optogenéticas láser, estimularon las neuronas que asociaban la sensación
positiva de la compañía de hembras y la negativa de las descargas eléctricas
cambiando la emoción asociada a esos recuerdos.
Los resultados fueron sorprendentes: El grupo de
ratones que había sido “castigado” con descargas se comportaba cómodamente en
su habitáculo mientras que los ratones con refuerzo positivo se mostraban
temerosos en su lugar. Los recuerdos originales de ambos grupos de
ratones habían sido modificados y las experiencias negativas se asociaban ahora a
sentimientos positivos (y viceversa con el segundo grupo).
Quizá algunos de los que leéis este tipo de noticias
penséis que pronto veremos cosas tan geniales (o espeluznantes) como las de la
película “Incepcion”
y que se podrán cambiar, implantar o borrar recuerdos de sujetos como lo hacía
el personaje de Cobb en la pantalla. No es así.
Por
ahora, y seguramente durante bastante tiempo, la utilidad de este tipo de
estudios es la de darnos a conocer algo tan fascinante y fundamental como es el
funcionamiento de nuestro cerebro. Por Javier
Peláez | Cuaderno
de Ciencias
Interesante ¿verdad? Cuando leí este articulo
me pareció que viene como anillo al dedo con respecto a las técnicas
alternativas que aplicamos a través de la hipnosis, las regresiones o una
técnica sencilla de PNL como las submodalidades donde solo cambiando el color
por blanco y negro logramos cambiar la intensidad de una emoción negativa o al
usar la disociación podemos enfrentarnos a algo que nos inspira miedo o tensión
para poder asimilar y que esto deje de molestarnos, o simplemente imaginando
que baja una luz poderosa del universo de color violeta activa todas las
células saludables transmutando todo lo negativo por una nueva forma de vivir, por
eso me siento cada día mas orgullosa y satisfecha con las enseñanzas que
impartimos en FLICAH y que nuestros estudiantes , coaches o practicantes pueden
aprender para ayudar a las personas a sustituir miedos, hábitos, pensamientos y
emociones negativos por nuevos conceptos basados en una percepción de la
situación o del recuerdo.
Por eso cada vez que comienzo un nuevo grupo de
estudiantes me encanta ver la transformación por la que pasan a través del
entrenamiento quedando competentes para ayudar a otros a pasar por esta
experiencia de transformación y balance.
Dorys Paredes
Certified Hypnosis Instructor ; NLP Instructor
Desde que empezó la cruzada anti-refrescos, por las altas cantidades de
azúcar que contienen, muchas empresas han intentado comercializar un producto
más saludable que se cuele en los hogares. El agua de coco es uno de esos aspirantes, pero sus supuestas
bondades ahora son puestas en duda.
Aunque en España cada vez vemos más productos
relacionados con el coco, el verdadero boom se ha vivido sobre todo en Estados
Unidos. Desde cremas para la piel hasta bebidas, pasando por cereales o aceites
cuasi milagrosos. Esta oferta de artículos ha crecido un 800%
entre 2008 y 2012. La explosión se ha producido a la vez que
los norteamericanos se han ido preocupado más y más por lo que comen.
Muchos aseguran que el
agua de coco, además de saciar nuestra sed y endulzarnos, es capaz de ser más
beneficiosa que las llamadas bebidas energéticas. La marca estadounidense Vita
Coco asegura que su producto tiene “hasta 15 veces más electrolitos que las bebidas
deportivas”, un
eslogan que ha triunfado tanto que, aunque dicha marca no se vende en España, no es raro encontrarla en máquinas
expendedoras de bebidas que se encuentran en muchos de nuestros
gimnasios.
Por no hablar de los foros de Internet de
corredores o de aficionados a la musculación y el body building. En muchas de
estas páginas se recomienda fervientemente el consumo de agua de coco porque en
teoría ayuda a recuperarnos. Pero en 2011, una demanda obligó a Vita Coco
a cambiar de frase, porque se demostró que era engañosa.
No es tan beneficiosa como la pintan
Lilian
Cheung, director de promoción de la salud en la
escuala de Salud Pública de la universidad de Harvard asegura que el agua de coco no tiene más electrolitos
que una bebida
deportiva corriente. Sí que posee
potasio y menos azúcar que éstas, pero no es milagrosa. Además, según asegura, para aquellos
deportistas que suelen sudar mucho cuando entrenan es más recomendable beber
Gatorade o similares, ya que tienen más sodio que el coco. Y para
el común de los mortales, Cheung recomienda beber agua y luego comer frutas o
verduras, como naranjas o espinacas, porque así es más fácil recuperar los
electrolitos perdidos.
Pero los supuestos beneficios para los
deportistas no son los únicos que tiene esta bebida. En 2005, el gurú estadounidense de la comida
sana Joseph Mercola aseguró que el aceite de coco “reducía el colesterol” y que consumirlo “ayudaba a todos
aquellos que tuvieran problemas cardiacos”. Una vez más, estas ideas están
equivocadas. Según el profesor de Harvard y experto en salud
cardiovascular Frank Sacks, el aceite de coco es rico en grasas monosaturadas y
por lo tanto puede subir los niveles de colesterol, al
contrario que lo que hace el aceite de oliva.