A propósito de la película mexicana que se exhibe en cartelera, nos
gustaría reflexionar sobre el matrimonio.
En la cinta se plantea que una pareja de jóvenes se conoce de manera
fortuita y surge entre ellos el “amor a primera vista”; lo complejo de la
historia es que este chico y esta chica están por contraer matrimonio en una
semana -pero con parejas distintas- .
La película que se anuncia como comedia romántica, pudiera parecer más
una tragedia, porque si está retratando lo que sucede en la sociedad mexicana
con las jóvenes parejas que pretenden contraer matrimonio se entiende muy
fácil por qué estadísticamente una de cada cuatro se divorcia.
El matrimonio supone un proyecto de vida que inicia con dos, las
parejas suelen pasar mucho tiempo planeando el día de la boda pero ¿y el
matrimonio? Ese que debe durar toda la vida ¿no merecería una planeación
acorde a su subsistencia?
Para echar buenas raíces es imperante que los jóvenes novios sepan
¿para qué se casan?, ¿Qué los lleva a iniciar esta vida en común? ¿Cómo ven
su futura relación matrimonial a corto, mediano y largo plazo?, ¿Qué objetivos
buscan y en qué valores los basan?, ¿Le darán un lugar a Dios quienes se
hayan casado por la Iglesia?, ¿Saben comunicarse lo que más les gusta o
disgusta?, ¿Qué tanto han platicado los problemas que se les podrían
presentar?….porque no queremos ser negativos pero los van a tener, todas las
parejas los tienen… ¿Saben perdonar?
Si creemos que el matrimonio es el cimiento para la familia, que
necesario es que la pareja esté arraigada en valores profundos, cuanto más
profundos mejor podrán sortear los temporales que acechen la vida en común.
El amor es la condición indispensable si queremos tener un buen
matrimonio, el problema hoy día es que muchos no tienen idea de lo que es el
amor, a menudo lo confunden con la atracción, el “sentir bonito”, el interés,
la conveniencia y vaya que el amor ¡es mucho más!, en primer lugar exige de
cada uno la elección libre, porque quien ama se entrega totalmente para vivir
en fidelidad y dispuestos a ser fecundos para formar una nueva familia.
Dejarse amar es muy fácil, pero saber amar no lo es; porque el verbo
implica acción, un acto de la voluntad, a amar se aprende amando así en
gerundio, una acción que dura toda la vida y que se practica con la misma
persona, a quien escogimos como el amor de nuestra vida.
En la película pareciera que es la inercia la que lleva a tres de las
cuatro personas a casarse y no el amor, unos se dejan amar, otros se
utilizan, no hay conciencia plena del paso que van a dar.
Muchas parejas conviven antes del matrimonio como si ya lo fueran al
menos en términos de la intimidad sexual, algunas parejas incluso han
mantenido este tipo de relaciones con más de una persona con lo cual, van
saboteado lo que será su futuro pues la entrega total no existe, tan sólo lo
que queda de ella o migajas quizá, lo que nunca es suficiente para cimentar
sobre roca dicha institución.
Alguna parejas fundan su futuro matrimonio en lo bien que se llevan en
la cama, pero olvidan plantearse preguntas fundamentales sobre la familia que
formarán tales como ¿Queremos tener hijos?, ¿Si no los podemos concebir,
adoptaríamos? ¿Si tenemos un hijo con alguna discapacidad lo
enfrentaríamos juntos?, ¿Estamos consientes como pareja que la educación de
los hijos es asunto de los dos?
La familia de procedencia, los amigos y el dinero son otros temas que
crean muchos conflictos en la pareja. ¿Cuál será la base de convivencia con
la familia? ¿Qué vamos a compartir con los amigos? y hay que hablar del
dinero ¿Cómo lo vamos a administrar? ¿Cuáles serán las prioridades para
gastarlo? ¿Fomentaremos el ahorro para hacerle frente a las adversidades?
El trabajo y la diversión ¿qué lugar ocupan en nuestra relación? En
fin, las preguntas no acaban…
Si queremos familias sólidas, hay que transmitirles a los jóvenes que
hay que trabajar por el proyecto de vida que iremos ajustando conforme
a la evolución de nuestro matrimonio, nuestra propia personalidad, el
crecimiento mutuo y las circunstancias concretas que estemos enfrentando pero
la esencia del proyecto –nuestra felicidad- es lo que mantendrá el rumbo
hasta la meta.
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Tomado de http://www.cefim.org.mx/
Escrito
por: Ivette Laviada
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